Los precios del oro han alcanzado nuevos máximos históricos esta semana en medio de una convergencia de riesgos macroeconómicos, presiones políticas sobre la Reserva Federal de Estados Unidos y un debilitamiento de los indicadores del mercado laboral. A día de hoy, 5 de septiembre, el oro se acerca a los $3,600 por onza, marcando su rally más agresivo en décadas.
Qué ha estado pasando
Al 5 de septiembre de 2025, los precios del oro alcanzaron niveles récord, acercándose a los USD $3,600/oz. Un par de días antes, el 3 de septiembre, el máximo histórico llegó a alrededor de USD $3,578.32/oz. El último máximo histórico del oro había ocurrido en agosto de 2020, cuando el metal tocó los $2,075 por onza en el punto álgido de la crisis del COVID-19, mientras los inversionistas corrían hacia los refugios seguros en medio de una recesión global, un estímulo monetario sin precedentes y una incertidumbre extraordinaria.
¿Cuáles son los factores clave detrás del rally?
Datos débiles de empleo en EE. UU. y expectativas de recorte de tasas
Los decepcionantes datos laborales publicados el viernes en EE. UU. intensificaron la especulación de que la Fed implementará pronto recortes de tasas. Los mercados ahora descuentan una alta probabilidad de que esto ocurra, aumentando el atractivo del oro en un entorno de bajos tipos de interés.
Dudas sobre la independencia de la Reserva Federal
El aumento de las tensiones políticas, especialmente las críticas públicas del presidente Trump hacia la cúpula de la Fed, ha avivado los temores sobre la autonomía del banco central. Algunos analistas argumentan que esto socava la confianza en el control de la inflación en EE. UU., lo que añade un impulso alcista al oro.
Incertidumbre económica y geopolítica global
Las tensiones comerciales, la inestabilidad geopolítica y la posibilidad de una estanflación han incrementado el apetito de los inversionistas por activos refugio. El oro sigue beneficiándose de este sentimiento de aversión al riesgo.
Compradores institucionales y bancos centrales
Los bancos centrales de países como India, China, Turquía y Polonia están aumentando sus reservas de oro como estrategia de diversificación y para reducir la dependencia de los bonos del Tesoro estadounidense.
El apetito institucional también está reforzando el rally del oro, con fondos cotizados (ETFs) como el SPDR Gold Trust (GLD) registrando fuertes entradas de capital en las últimas semanas. Dado que cada nueva participación emitida por estos fondos debe estar respaldada por lingotes físicos, el aumento de la demanda por parte de gestores de activos y grandes instituciones se traduce directamente en más compras de oro en el mercado.
Esta dinámica no solo amplifica la presión alcista sobre los precios, sino que también da credibilidad al rally, señalando que la subida no es únicamente especulación minorista, sino que está respaldada por una asignación institucional robusta al oro como cobertura estratégica.
Las previsiones apuntan a nuevos picos
Goldman Sachs proyecta que el oro podría superar los $4,000/oz para mediados de 2026, con un escenario alcista que lo llevaría a $4,500 o incluso a $5,000 si los inversionistas se alejan significativamente de los bonos del Tesoro estadounidense o si decae la credibilidad de la Fed.
Mirando hacia adelante
En los próximos días, todas las miradas estarán puestas en la nueva ola de datos económicos de Estados Unidos. Las cifras de inflación y los indicadores del mercado laboral darán las primeras pistas sobre si la Reserva Federal se sentirá obligada a recortar tasas en su reunión del 17 de septiembre. Para traders e inversionistas, estas publicaciones no son simples estadísticas de rutina: son señales que podrían reforzar el impulso del rally del oro o frenarlo.
Lo que ocurra después probablemente seguirá uno de dos caminos. Si la inflación se mantiene persistente y las incertidumbres globales continúan, muchos analistas ven espacio para que el oro suba aún más, con previsiones que apuntan a niveles entre $4,000 e incluso $5,000 por onza. Pero también es posible lo contrario: un flujo de datos más estable o un compromiso claro de la Fed para controlar la inflación podría enfriar el entusiasmo, aliviar parte de la presión sobre el oro y llevar a una consolidación tras su histórico repunte.
En resumen
El ascenso del oro a casi $3,600 por onza marca un momento histórico, impulsado por datos laborales débiles, la anticipación de recortes de tasas, tensiones geopolíticas y la pérdida de confianza en las estructuras financieras tradicionales. Con previsiones que apuntan aún más alto y eventos económicos críticos en el horizonte, el oro sigue en el centro de la atención financiera global.